Como cada primavera se establece el horario de verano, la normativa Europea indica que cada año el último domingo de marzo a las dos de la madrugada pasen a ser las tres.
Este cambio de hora afecta nuestro ritmo circadiano, porque hay una repentina aunque afortunadamente corta alteración de las horas de luz.
Pero nos adaptamos en 10 días mas o menos, y si nos cuesta un poco más los expertos recomienda encender la luz más horas aunque sea artificial.